ENTREVISTAMOS A SARA ALLER, DEPORTISTA PARALÍMPICA DE BOCCIA QUE HA PARTICIPADO EN PARÍS 2024.

Desde la Fundación Juan Perán – Pikolinos hemos tenido la suerte de entrevistar a Sara Aller (Benavides de Orbrigo, León, 1995), deportista de boccia que ha participado en los Juegos Paralímpicos de París 2024.

Nos entrevistamos con ella de manera online en una charla muy amena y comenzó contándonos que el deporte siempre ha estado presente en su vida, ya que desde pequeña practicaba deportes como fútbol o balonmano. Y después de su accidente en 2014, en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, también le proponían diversos deportes dentro de su programa de rehabilitación.

Después de varios años sin encontrar el deporte adecuado para su discapacidad, un día, Raúl González, director del Proyecto Lanzadera Deportiva – IncluSport, contactó con ella a través de Instagram para una jornadas de captación de deportistas en Valladolid. Sara, nos confiesa que al principio fue escéptica con la boccia, pero una vez que el seleccionador nacional, Fran Peroti, le explicó cómo funciona este deporte, empezó a dar curiosidad y decidió darle una oportunidad.

Sus inicios en esta disciplina fueron duros, ya que no era capaz de sujetar las bolas por sí sola, para lograrlo estuvo horas y horas en su casa mientras veía películas o series intentando averiguar cuál era la mejor manera para cogerlas. Después de tanto empeño consiguió un método eficaz ayudándose de su barbilla.

Gracias a eso, su mejoría en poco tiempo fue exponencial, logrando ser convocada con la selección nacional y participando en torneos internacionales con su compañero Vasile, que reside en Cataluña. Esto dificulta mucho la preparación de las competiciones, ya que no pueden entrenar juntos y se cuentan sus impresiones por teléfono.

En septiembre del año pasado, comenzó a trabajar con una psicóloga deportiva para preparar los campeonatos internacionales en los que iba a participar durante la pasada temporada. Su apoyo fue clave para llegar con opciones reales de clasificarse para las Paralimpiadas, en el campeonato de Coimbra (Portugal). Después de varias victorias y derrotas, se encontró en una situación crítica donde tenían que ganar un partido contra México por más de 4 bolas, con la presión a cuestas y un incómodo partido que perdió, la ansiedad la acompañó.

Pero más adelante, logró la victoria junto a su compañero Vasile, tan sólo pudo pensar en toda su familia y amigos que le habían acompañado durante todos estos años. Uno de los momentos que más recuerda de aquel torneo fue cuando, estando en cámara de llamadas, la música estaba puesta para relajar el ambiente y uno de los técnicos apareció disfrazada. Esto, la ayudo a desconectar de la presión y entrar más tranquila al partido.

Una vez ya en París, la experiencia de entrar al campo de entrenamiento fue como un sueño hecho realidad; la villa olímpica estaba completamente adaptada, lo que le permitió sentirse en un ambiente acogedor. A pesar de que varios días antes de competir se puso enferma y tuvo que estar varios días en compañía de los doctores y fisioterapeutas, pero por suerte pudo recuperarse a tiempo para el primer partido de la competición.

Durante nuestro encuentro, Sara nos confesó su pequeño secreto, siempre lleva consigo un caramelo de menta, regalo de su abuelo, que se ha convertido en un amuleto personal que siempre la acompaña y su ritual antes de cada competición incluye ordenar sus bolas y realizar una serie de tres balanceos.

Con la mirada puesta en el futuro, su objetivo es seguir obteniendo resultados, cuidar su alimentación y disfrutar cada momento del proceso.

Para finalizar la charla, nos dijo que, aunque todavía quedan cuatro años para las próximas paralímpiadas en Los Ángeles 2028, continuará trabajando, pero sobre todo, disfrutando del proceso.

Más allá de su experiencia personal, Sara nos quiere transmitir que el deporte es una manera de seguir adelante en la vida, de sociabilizar y crear experiencias inolvidables.

Es un camino que ofrece la oportunidad de conocer a personas increíbles y forjar lazos que trascienden las dificultades. Su historia es un testimonio de superación, perseverancia y la inquebrantable fuerza del espíritu humano.

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