Javier Rodes es el coordinador de emergencias de GEA España y es el jefe de equipo del dispositivo de 12 personas que el día 8 de febrero se desplazó hasta Turquía para ayudar en las tareas de búsqueda y rescate. La Fundación Juan Perán – Pikolinos ha colaborado en el envío de este dispositivo compuesto por sanitarios, bomberos y un perro adiestrado para encontrar vida entre los escombros. Tras su vuelta, Javier nos cuenta de primera mano cómo ha sido su experiencia.
- Primero de todo, ¿Cómo habéis vuelto de Turquía? Suponemos que habréis visto muchas cosas duras, ¿Cómo os ha afectado?
Bueno, se podría decir que con sentimientos encontrados; por una parte, dolor. Es imposible permanecer ajeno al sufrimiento extremo que produce la pérdida de familiares, vivienda… Por otra parte, aunque siempre quieres hacer más, volvemos con la paz interior que te deja el trabajo bien hecho, el poder haber sido útil cuando los medios de un país son insuficientes para auxiliar a la población.
¿Cosas duras? Se me ocurren pocas cosas más duras que una ciudad de 300.000 habitantes, (Adiyaman, la ciudad donde estuvimos ayudando) totalmente arrasada. Más que a los edificios, me refiero a vidas, trabajo y sueños de sus habitantes. A un cambio tan brusco en las prioridades vitales de la gente. De pronto amanece un nuevo día en el que no vas a tener que ir a trabajar o al cole si eres un niño. Hoy toca llorar y prepararse para sobrevivir.
En el equipo contamos con psicólogos que incluyen formación especializada en nuestro programa de entrenamiento. Esto nos facilita bastante la vuelta a la “normalidad” tras una misión de este tipo.
- ¿Cuál ha sido vuestra principal labor allí?
Al llegar, nos pusimos inmediatamente a disposición de las autoridades. A los equipos extranjeros se nos encomendó la misión de revisar uno por uno los edificios derrumbados. Primero entraba “Piña”, la perrita de los Bomberos de Alicante que estaban en nuestro equipo. A continuación, entrábamos con cámaras térmicas y endoscopios. Nuestra misión era de una gran responsabilidad porque consistía en certificar que no hubiera ninguna víctima viva bajo los escombros. Tras el duro trabajo de comunicar a los familiares que esperaban expectantes junto a las ruinas que sus familiares estaban fallecidos, las autoridades ordenaban la inmediata entrada de las excavadoras para retirar los escombros. En pocas horas, allí donde siempre hubo un edificio con familias sólo quedaba un solar.
- ¿Habéis realizado algún rescate?
Un equipo turco que estaba trabajando cerca de nosotros, nos pidió mantas térmicas para una víctima viva que iban a sacar. Todo nuestro operativo se sumó para apoyar en ese rescate; una mujer de 30 años y su hija de 10, pudieron salvarse después de 4 días sin comer ni beber y con temperaturas de 6 bajo cero. Enjugamos nuestras lágrimas y seguimos trabajando.
- Suponemos que todavía queda mucho por hacer, ¿tenéis previsto volver a Turquía?
En estos momentos estamos en conversación con la ONG que nos atendió allí. Le pedimos que nos informe de las necesidades más urgentes para canalizar de la mejor manera posible la ayuda que Gea está recibiendo. Nos dicen que no tienen acceso a cocinas de campaña para poder calentar los alimentos y estamos haciendo gestiones para ayudarles en esa necesidad. Posiblemente el Ayuntamiento de Alicante colabore con nuestra iniciativa. Eso esperamos.
- Muchos particulares quieren ayudar pero no saben cómo, ¿qué puede hacer una persona desde aquí?
La emergencia de Turquía ha pasado a una nueva fase. Ya no se requiere tanto cooperantes como ayuda económica traducida en elementos materiales que alivien el sufrimiento de la población y ayuden a una pronta recuperación.
Os vamos a dejar la cuenta que dedicaremos a esta emergencia.
“Gea ayuda en Turquía” ES84 2100 6329 3013 0023 4447
- Por último, no nos olvidamos de Siria. ¿os habéis planteado ir? ¿Sabéis cómo está la situación allí?
Siria tiene, si cabe, una situación más complicada a causa de la guerra. Cuando un país está en guerra, la desinformación es mayor y los cooperantes se convierten en objetivo muy vulnerable y es muy difícil mantener su seguridad … Encontramos muchísima necesidad de ayuda en Adiyamán (Turquía) y nos quedamos allí, pero tampoco tuvimos noticias de ningún grupo de rescate que entrara a Siria.
El equipo de la Fundación Juan Perán – Pikolinos quiere dar las gracias a Javier Rodes por concedernos esta entrevista y contarnos cómo ha sido su experiencia en Turquía, sabemos que todavía queda mucho por hacer para ayudar a las víctimas del terremoto. Esperamos que con la colaboración de todos podamos mejorar la situación por las personas afectadas por el seísmo.