Cada 10 de octubre se celebra el día mundial de la salud mental, una contingencia que ha sufrido estigmas a lo largo de la historia, por suerte esto ha ido cambiando en los últimos años teniendo el punto de inflexión en 2020, a raíz de la pandemia del Covid-19. Tres años después, estamos pudiendo comprobar como la sociedad le da cada vez más importancia a la salud mental y a su bienestar psicológico.
Esta conciencia colectiva, ha hecho que el conjunto de la sociedad, incluyendo a las instituciones legislativas, tomen conciencia de su importancia para que sea un derecho protegido que incluya una atención disponible, accesible, digna y de calidad.
A pesar de que se considera que la salud mental es un aspecto fundamental para el correcto bienestar de las personas y su salud. Todavía una de cada ocho personas en el mundo padece algún problema de salud mental, lo que puede repercutir en su salud física, su bienestar, su relación con los demás y sus medios de subsistencia.
Jornadas como las de hoy sirven para visibilizar que ninguna persona debería verse excluido de tratar sus posibles problemas de salud mental. A día de hoy, personas en este tipo de situación todavía existen hombres y mujeres que no tienen acceso a un correcto tratamiento de salud mental. Sobre todo llama la atención el aumento de adolescentes y jóvenes con problemas con salud mental.
Desde la Organización Mundial de la Salud La OMS sigue trabajando con sus asociados para que la salud mental se valore, se promueva y se proteja, y para que se tomen medidas urgentes a fin de que todas las personas puedan hacer valer sus derechos humanos y obtener la atención de salud mental de calidad que necesitan.
La Fundación Juan Perán – Pikolinos, por su parte colabora con ASFEME con los talleres de rehabilitación e integración social dirigidos a personas con enfermedad mental.